Fundamentos Conclusiones generales: El arte en la pintura es “una belleza profunda”, expresión de una mirada más allá de la mirada ordinaria y cotidiana o mejor dicho… más acá; más en el interior del ser humano. Que es capaz de descubrir armonía, riqueza, infinidad de sutilezas y cosas invisibles a la mirada común, que el artista con su sensibilidad logra exponer de una manera tal que el espectador no tiene más remedio que sorprenderse, impactarse y conmoverse frente a esta nueva realidad, que antes estaba velada para él, a pesar de no haber estado oculta, que al resonar en su interior se hace patente. Esto ocurre con todos y con ningún tema en particular, ya que el tema (motivo) en el arte, no es el arte, el tema es solo el pretexto para poder hacerlo. La narrativa del tema, debe existir y mientras más profundidad mejor, pero éste no es el sustento de la obra artística, es un complemento, la narrativa y concepto no es arte, es solo escritura. La pintura es un medio para crear arte, a través del mundo de la visión, en un soporte bidimensional, hecho a mano, en el cual el arte es descubrir, develar y expresar de manera tan especial que te conmueve, emociona, te genera reflexiones pero por sobre todo te logra hacer sentir identificación y empatía con una parte sustancial de ti mismo que fuera del mundo del arte es muy difícil de contactar. Es una invitación a estar consigo mismo por un momento, ya que en el proceso te muestra a ti y el mundo, bello, crudo, impactante, conmovedor y sorprendente. En el área más técnica de la pintura, ésta tiene que contener tres pilares; Forma (dibujo), Valor (luz y sombra) y Color, conjugados perfectamente y sometidos a la armonía y ritmo que le condiciona la composición general de la obra misma al más alto de los valores estético. Tiene que tener tema y concepto que expresa una mirada más profunda que la mirada común y ordinaria, para ello esta visión tiene que ser revelada primero al artista, para que él haciéndola suya, intente expresárnosla a través del medio artístico que domina, haciendo de ella el motor de la obra. La pintura tiene el deber y la facultad de: jugar y hacer vibrar distintamente la luz refraccionada a lo largo y ancho de la obra, trabajando con la materialidad de la pintura misma, a través de las facturas que puede lograr con: las pinceladas, empastes y veladuras. Lo que ningún otro medio visual creado por el hombre puede lograr. Y se debe estar constantemente en la búsqueda del perfeccionamiento, ya que de lo contrario se cae en la mecanización de los procesos, le quita conciencia en ellos y pierde la profundidad que requiere, porque se transforma en una mera ejecución mecánica automática. Es la única forma de mantenerse en la búsqueda de la maestría, el dominio de la técnica y el máximo desarrollo de los talentos.
"En la declaración de principios, Arte Real 1991 - Ricardo Ramírez".